Conectando Perú por mar y tierra Por Mauricio Segovia, CEO de AXESS
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Durante los años setenta del siglo XX, ante los embargos petroleros de Medio Oriente, empresas petroleras de países como Estados Unidos, Noruega y Brasil comenzaron a invertir en tecnologías cuyo propósito era explotar los yacimientos de hidrocarburos en el lecho marino, decidieron llegar a profundidades inaccesibles hasta ese entonces. En las siguientes décadas, esa inversión se materializaría en innovación y desarrollo orientados a tecnologías submarinas: robots, sistemas de monitoreo, plataformas semisumergibles, etcétera. Y, conforme las tecnologías evolucionaron, la conectividad cobró particular importancia en las plataformas petroleras.
Ahora bien, la infraestructura terrestre es incapaz de una plataforma petrolera, las conexiones satelitales son las únicas viables, por encontrarse en alta mar, en lugares tan remotos y carentes de otro tipo de tecnología de conectividad. Axess es experto en proveer conectividad altamente confiable en tales circunstancias; conoce las necesidades de la industria petrolera y por eso toma en cuenta características como sus enormes y dispersas geografías operativas, peligrosos ambientes laborales, complicadas operaciones y altos costos de operación, con el propósito de ofrecer soluciones de conectividad a la medida de cada uno de sus clientes.
Las plataformas pueden ser fijas o flotantes: la capacidad de las primeras es de hasta 400 personas y se emplean en agua poco profunda, suelen dedicarse a producción y perforación; las segundas albergan hasta 200 personas y se emplean a partir de los 400 metros de profundidad. Cuando surgieron, hace más de cuatro décadas, las plataformas petroleras habían sido pensadas para cubrir las necesidades inmediatas, no se planeó qué pasaría con ellas una vez dejaran de ser rentables; a fin de evitar consecuencias dañinas para el medioambiente, la comunidad internacional acordó que a partir de 1997 todas las nuevas plataformas serían desmontables.
Hoy día, las exploraciones en aguas profundas todavía requieren altas inversiones, por ello son pocos los países que cuentan con las tecnologías necesarias; la sola exploración supone sumas de entre 200 y 250 millones de dólares (mdd), a los cuales se suman entre 6 mil mdd y 15 mdd por concepto de infraestructura, perforación, instalaciones submarinas y mantenimiento de los pozos. Los riesgos a los que se enfrentan tanto el personal como la producción son muchos y muy peligrosos: corrosión, tuberías dobladas, alimentación de energía a las instalaciones submarinas… el más mínimo descuido puede ocasionar graves accidentes. De ahí la importancia del monitoreo 24/7 en tiempo real facilitado por la conectividad.
Respecto al personal, abordo de las plataformas petroleras es posible encontrar diversos perfiles: empleados de extracción y construcción, geólogos e ingenieros, además de gerentes, ejecutivos y personal administrativo. Gran parte de las empresas petroleras sitúan sus plataformas en naciones como Venezuela, Brasil, Oriente Medio, Mar del Norte o costas de Escandinavia; entonces su trabajadores deben pasar largos periodos lejos de sus lugares de origen. Las jornadas suelen de 12 horas diarias y se trabaja por periodos que van de una a tres semanas continuas, seguidos por iguales periodos en tierra.
Por lo tanto, la importancia de la conectividad en las plataformas petroleras tiene además connotaciones humanas, de entretenimiento y para la comunicación de los trabajadores con sus familias. Junto con los avances tecnológicos experimentados o adoptados por estas plataformas, las condiciones laborales de las personas abordo han mejorado notablemente. Dependiendo del tipo de instalaciones y la empresa dueña de las mismas, es posible encontrar modernos sistemas de televisión, internet y telefonía satelitales, sala de cine, gimnasio, sauna, juegos de mesa o videojuegos, hasta pistas de squash.
En adición a los motivos anteriormente expuestos, AXESS sabe que la conectividad cobra especial importancia en las plataformas petroleras gracias a que es imprescindible para llevar a estos ecosistemas industriales altamente especializados las bondades del Internet de Todo (Internet of Everything, IoE); las tecnologías del siglo XXI favorecen el óptimo funcionamiento de sistemas de producción, tratamiento de químicos y gases, exploración sísmica y perforatoría o el telecontrol en el manejo de equipos de perforación en pozos. El IoE promete ayudar en aspectos variados: temprana detección de fugas, videovigilancia con analíticos o sensores inalámbricos para recolectar datos útiles en la toma de decisiones.